Las creencias personales (políticas o religiosas) no se pueden usar como evidencia.
Considero que muchas opiniones expresadas aquí suelen estar enmarcadas dentro de una perspectiva ideológica que no es compartida por todos. Un claro ejemplo de esto son las discusiones sobre diversos temas que, aunque no necesariamente estén relacionados con la política, siguen este mismo patrón.
Por ejemplo, he visto personas que justifican sus posturas con afirmaciones como: "El libertarismo trata sobre...", "El libertarismo nos dice que...", "Desde una visión libertaria podemos...", entre otras. Si bien todos somos libres de creer lo que queramos, nuestras creencias no constituyen un argumento válido para quienes no comparten esa misma visión. Con todo respeto, a mí no me interesa lo que diga el libertarismo; me importan los datos, las cifras, las estadísticas y la evidencia.
Este tipo de razonamiento se asemeja a la lógica circular de las religiones, donde se intenta validar una creencia recurriendo a la misma creencia como autoridad: "Es que Cristo dijo esto", "El cristianismo afirma aquello", "Mi pastor enseña que...", "El cura prohíbe esto...", etc. Lo mismo ocurre—y en este caso me enfocaré en el libertarismo, aunque otras ideologías funcionan de manera similar—con frases como: "Rothbard sostiene que...", "Mises afirmaba que...", "Friedman decía que...", "Hayek explicaba que...", "Ayn Rand tenía razón cuando...", y así sucesivamente.
Creo que es fundamental desarrollar un pensamiento crítico e individual, así como un escepticismo saludable hacia cualquier afirmación no verificada. Aplicar rigor científico nos permite distinguir entre creencias válidas y meros constructos subjetivos basados en prejuicios, sesgos, simplificaciones, estereotipos o desconocimiento.
Por eso, la próxima vez que alguien diga: "El libertarismo trata sobre..." o "Jordan Peterson afirma que...", cuestiónenlo y pidan evidencia, datos y estadísticas. Hoy en día, muchas personas construyen sus opiniones en función de lo que les hace sentido, en lugar de basarse en información verificable.
Y ojo, todos tenemos derecho a creer lo que queramos, por más extraño o irracional que parezca. Sin embargo, una creencia sigue siendo solo eso: una creencia. No puede utilizarse como argumento válido, especialmente cuando se emplea para hacer generalizaciones burdas sobre grupos de personas por su género, orientación sexual, nacionalidad, etnia, religión o incluso—vaya absurdo—su estatus migratorio.
Seamos más racionales, más escépticos y exijamos pruebas.
¡Saludos y que tengan un excelente viernes!